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parte posteriora


Las restauraciones de miniaturas en el siglo XVIII:
detecci on y descripcion de las intervenciones

El «Menologio» de Basilio II
y el semestre invernal de la recensio B*
del Sinaxario de Constantinopla

Augusta Acconcia Longo

Anna Zacharova
Los ocho artistas del «Menologio» de Basilio II

Anna Zacharova 

Las restauraciones de miniaturas en el siglo XVIII:
detecci ón y descripción de las intervenciones

Casi todas las miniaturas del «Menologio» de Basilio II han sufrido a lo largo del tiempo, en mayor o menor medida, pérdidas de la pigmentación. En el siglo XVIII se intentó remediar este deterioro de la capa pictórica utilizando una metodología de restauración que hoy se consideraría errada. De ahí que actualmente algunas miniaturas aparezcan notablemente repintadas, mientras que en otras se ha efectuado una intervención menos invasiva, e incluso en otras la intervención ha sido mínima o nula. Tal tipo de intervenciones no son siempre fácilmente perceptibles a la mirada de un observador inexperto, y por esta razón se ha considerado necesario detectarlas y describirlas una a una. Un primer análisis, pionero en tal sentido, fue efectuado en el volumen de comentario a la edición de 1907 del facsímil del «Menologio», por parte del gran estudioso de la hagiografía Pio Franchi de' Cavalieri; pero estudios detallados sobre las miniaturas han puesto de manifiesto que sus descripciones del estado de las miniaturas y de las intervenciones de restauración del s. XVIII requieren de ulteriores precisiones y correcciones. Esto es lo que intentaremos hacer aquí - véanse, en particular, las observaciones de quien escribe a continuación de la descripción de cada una de las miniaturas ofrecida por Franchi de' Cavalieri -, añadiendo, además, algunas consideraciones generales acerca del carácter de los procesos de deterioro y de la tipología de las intervenciones 1.

En las miniaturas del «Menologio» se encuentran frecuentemente imperceptibles caídas, desprendimientos y abrasiones de las capas de pigmento provocadas, bien por causas naturales, bien por metodologías de conservación del manuscrito preteridas, o incluso directamente debidas al abuso ligado a la utilización y consulta del manuscrito. No faltan, asimismo, lesiones de otro tipo, como la eliminación de los rostros o las imágenes enteras de los verdugos de los mártires, o de los soberanos paganos, o de otros personajes negativos, daños, por tanto, provocados conscientemente por piadosos lectores medievales que quisieron «castigar» de este modo a tales nefastas figuras. Similares muestras de «devoción» se encuentran a menudo en los manuscritos bizantinos, especialmente en la categoría de los Menologios ilustrados 2. Y, por otra parte, también el deterioro natural de la película pictórica de las miniaturas es un fenómeno a menudo recurrente y típico de los manuscritos mediobizantinos, que tiene su origen en ciertas peculiaridades tanto de la técnica pictórica como de la elaboración del pergamino bizantino 3.

Tanto el deterioro natural como el daño voluntario se encuentran homogéneamente a lo largo de todo el manuscrito, y están repartidos entre las miniaturas de los ocho artistas del «Menologio». No se puede afirmar, por tanto, que en algunos de ellos se puedan encontrar deterioros específicos: una prueba más, si fuera necesario, del hecho de que los ocho miniaturistas trabajaron en un mismo atelier , utilizando los mismos materiales y aplicando las mismas técnicas pictóricas.

En conjunto se puede afirmar que las satisfactorias condiciones de conservación del manuscrito, al menos en comparación con la media de los manuscritos mediobizantinos conservados, son una prueba más del elevado nivel técnico y profesional de los artistas que llevaron a cabo las miniaturas, así como de su escrupulosa observación de las reglas más tradicionales del oficio. Entre los escasos «errores» de técnica pictórica encontrados, se pueden mencionar el abuso de la plata, que en algunos puntos se ha ennegrecido, ha caído en pequeños fragmentos o se ha adherido al pergamino produciendo un halo en el reverso del folio.

Es presumible que a comienzos del siglo XVIII las caídas de los colores de las miniaturas fueran ya tan evidentes que requirieran una intervención de «restauración». Por la edición princeps integral del texto del Menologio, de 1727, tenemos la información de que el Papa Clemente XI (1700-1721) había encargado reintegrar la decoración del manuscrito a su forma original 4. Pio Franchi de' Cavalieri sostenía la hipótesis de que la intervención de restauración de las miniaturas hubiera sido realizada por Felice Ramelli, de los condes de Celle, «canónigo regular lateranense, Superintendente de las pinturas de la Biblioteca Vaticana» 5. Ramelli cubrió, en efecto, este cargo en la Biblioteca, donde fue al mismo tiempo conservador y restaurador, desde el 2 de marzo de 1714 hasta su muerte, sobrevenida el 14 de septiembre de 1741 6. A pesar de que hasta ahora no han aparecido fuentes explícitas que lo confirmen, se puede, pues, considerar aceptable la hipótesis de Franchi de' Cavalieri, no sólo porque la restauración del manuscrito perteneciera a las competencias del «superintendente de las pinturas», sino también porque el padre Ramelli era conocido precisamente por su habilidad como miniaturista.

La vida y obras de este personaje nos son bien conocidas 7. Giovanni Felice Ramelli nació en Asti (Piemonte) en 1666. En 1682 pasó a ser canónigo regular lateranense de S. Andrea en Vercelli, y a continuación, en 1706, abad de S. Maria Nova en Asti. En Vercelli aprendió del hermano Dionisio Rho el arte de la pintura, especializándose particularmente en la miniatura y en la reproducción en pergamino de copias en miniatura de pinturas famosas: sus «miniaturas» se conservan aún hoy en varias colecciones del norte y el centro de Italia, y en algunos museos europeos.

Las obras del abad Ramelli eran muy apreciadas por sus contemporáneos 8. Alrededor de 1706 se trasladó, a invitación de Clemente XI, a Roma, donde pasó a ser, como se ha dicho, superintendente de las pinturas de la Biblioteca Vaticana, y en 1718 fue nombrado «abad privilegiado perpetuo». En 1737 donó al Rey de Cerdeña Carlo Emanuele III (1730-1773) la mayor parte de sus miniaturas (78), que pasaron luego a constituir el núcleo central del llamado «Gabinetto delle miniature» (Gabinete de miniaturas) del Palacio Real de Turín.

Otros datos sobre el padre Felice Ramelli nos han llegado gracias al segundo volumen de «Il mondo nuovo del cavaliere Pier Leone Ghezzi, cioè Ritratti e caricature di varii soggetti da lui disegnate» 9. Aquí, entre numerosos dibujos y caricaturas, se encuentra también una imagen del abad Ramelli, «famoso miniatore», realizada por Ghezzi el 10 de enero de 1723. En los años cuarenta le fue añadido al dibujo un post scriptum en el que se ofrecían algunas precisiones sobre la cesión de las miniaturas al rey de Cerdeña y la muerte del pintor 10. Ramelli es aquí una vez más definido como «miniatore della Biblioteca Vaticana» ( il. 1 ).

A fecha de hoy no se ha alcanzado a reunir más información sobre la actividad del padre Ramelli en la Biblioteca Vaticana. 11. A nuestro parecer, los demás manuscritos griegos ilustrados de la misma colección parecen – afortunadamente – haber evitado la «restauración» a que fue sometido el «Menologio».

Parece evidente que el padre Ramelli considera su deber reintegrar todas las pérdidas de color de los diversos estratos de pintura que faltan en las miniaturas. De este modo, solo en algunos puntos las caídas de color producidas después de las restauraciones de siglo XVIII revelan el dibujo preparatorio. En otros muchos manuscritos bizantinos, por caídas de pigmento análogas, puede entreverse un boceto preparatorio aproximativo realizado con pluma impregnada de tinta o color diluido, negro, gris-negro o negro-oliva 12. En el «Menologio», los lugares en los que el dibujo preparatorio es visible son muy escasos 13, de manera que no tenemos la posibilidad de comparar las peculiaridades técnicas del diseño de los ocho artistas.

Las reelaboraciones del s. XVIII de las miniaturas se pueden subdividir en dos categorías. En la mayor parte de los casos se trata de retoques pictóricos, en lugares donde las caídas de color s e han resarcido , o donde toda la superficie perdida es reintegrada con una tinta uniforme. Más raramente se pone de manifiesto que el restaurador ha llevado a cabo tentativas de reelaborar elementos de la escena perdidos. Obviamente, las intervenciones de este tipo alteran sustancialmente el aspecto originario de la miniatura 14. No es difícil identificar ambas categorías de intervención: basta con observar las miniaturas con una lente de aumento. Utilizando una luz rasante es habitualmente posible detectar íntegramente el perímetro de las áreas desprendidas de la película pictórica originaria rellenadas a continuación por el restaurador con retoques pictóricos. Muy a menudo este tipo de rellenos se distingue también por el color, y son perceptibles a simple vista. En las intervenciones en las que, respecto a partes de la miniatura que se han perdido, el restaurador ha intervenido volviendo a pintar por entero las zonas que faltan, sobre todo en las figuras y en los rostros de los personajes, su mano es fácilmente reconocible por la notable diferencia estilística, y por las características de la técnica pictórica por él utilizada 15. En los detalles de los fondos paisajísticos y arquitectónicos, así como en la indumentaria de los personajes, la pintura del siglo XVIII se distingue por ser más pastosa y estar caracterizada por superficies menos lisas, en las que se distinguen pequeñas pinceladas. La plasmación de los rostros se diferencia enormemente de la original: frente a la técnica bizantina de pintura de pinceladas ligeras, invisibles, en capas de color sucesivas, se utilizaba efectivamente el típico estilo de influencia europea en el cual, para plasmar el claroscuro, los colores eran empastados y mezclados sobre la paleta. Muchos de los rostros de los verdugos, o de otros personajes, reelaborados en el s. XVIII, presentan la delineación característica de la pintura de la época. El dibujo de los rostros y de las figuras de los personajes se presenta a menudo poco cuidado o incluso tosco, y los colores de los retoques no coinciden exactamente con los colores de la miniatura original. No resulta extraño que un artista del siglo XVIII no intentara imitar la técnica medieval o reproducir la delineación típica de la época mediobizantina, o que no consiguiera recoger ciertos detalles iconográficos de las miniaturas. Sorprende, eso sí, que un profesional famoso precisamente como miniaturista, y que por esta cualidad suya había sido invitado a trabajar en las dependencias del Pontífice, haya podido realizar intervenciones tan poco cuidadosas sobre el conjunto.

Se debe en cualquier caso destacar una vez más que, a pesar de tales intervenciones de restauración, la legibilidad de la mayor parte de las miniaturas del «Menologio» es en general más que satisfactoria, o muy buena, y que sólo en raros casos el repinte resulta tan invasivo como para perturbar o incluso impedir una adecuada percepción de la pintura original.

 

Ilustraciones

 

1. Ciudad del Vaticano, Biblioteca Apostólica Vaticana, Ott. lat. 3114, f . 15r: Pier Leone Ghezzi, retrato del canónico Ramelli.

1 Las observaciones aquí presentadas pretenden tener un carácter meramente preliminar y sumario. De los análisis de laboratorio sobre los pigmentos del «Menologio», realizados en 2004, no se han publicado aún los resultados, y la que escribe no ha tenido todavía la posibilidad de conocerlos. Este texto, ante la imposibilidad de realizar sobre el códice análisis de orientación específica u observaciones al microcospio, se basa únicamente en la observación directa de las miniaturas en la Sala de Lectura de la Biblioteca , con la ayuda de una lente de seis aumentos.

2 Cfr. N. Patterson Ševčenko , Illustrated Manuscripts of the Metaphrastian Menologion , Chicago-Londres 1990, pp. 52, 63, 97, 119, 175.

3 I.P. Mokrecova , Restavracia srednevekovoj knižnoj miniatjury , en Vosstanovlenie pamiatnikov kultury (problemy restavracii) , Moscú 1981, pp. 167-184; I.P. Mokretsova-M.M. Naumova-V.N. Kireyeva-E.N. Dobrynina-B.L. Fonkitch, Materials and Techniques of Byzantine Manuscripts , Moscú 2003, pp. 201, 204-207, 210.

4Menologium Graecorum iussu Basilii imperatoris Graece olim editum, munificentia et liberalitate sanctissimi D.N. Benedicti XIII in tres partes divisum nunc primum graece et latine prodit studio et opera Annibalis tit. S. Clementis presb. Card. Albani , Urbini 1727, p. 2 sin numeración.

5Il Menologio di Basilio II (cod. Vaticano greco 1613) , [a cura di P. Franchi de' Cavalieri] , I, T urín 1907 (Codices Vaticanis selecti phototypice expressi, 8) , p. vi .

6 Archivio Segreto Vaticano, Secr. Brev., 2362, f . 21r: cfr. J. Bignami Odier , La Bibliothèque Vaticane de Sixte IV а Pie XI. Recherches sur l'histoire des collections de manuscrits , Ciudad del Vaticano 1973 (Studi e testi, 272), pp. 177 n. 94, 304. A partir del 10 de junio de 1741 el padre Antonio Piaggio fue nombrado asistente del padre Ramelli, siendo a continuación su sucesor (cfr. ibid .: documentazione in Archivio Segreto Vaticano, Secr. Brev., 3008, f . 109r).

7 Los siguientes datos proceden de G.C. Barbavara , en Arte sacra. Esposizione italiana 1898 , Turín 1898, p. 223; Allgemeines Lexikon der Bildenden Künstler von der Antike bis zur Gegenwart begründet von V. Thieme und F. Becker , ed. de H. Vollmer , XXVII, Leipzig 1933, p. 592; A. Baudi de Vesme, Schede Vesme. L'Arte in Piemonte dal XVI al XVIII secolo , III, Turín 1968, pp. 885-893; Dizionario Enciclopedico Bolaffi dei pittori e degli incisori italiani dall'XI a XX secolo , ed. G. Bolaffi , IX, Turín 1975, p. 311.

8 Véase al respecto el entusiasta comentario de G.P. Zanotti, en Storia della Accademia Clementina di Bologna , II, Bolonia 1739, pp. 322-323. Es una opinión corriente que el padre Ramelli fue maestro de la famosa pintora veneciana Rosalba Carriera ( V. Malamani , Rosalba Carriera , en Le Gallerie Nazionali Italiane , IV, Roma 1898, p. 32; U. Ojetti-L. Dami-N. Tarchiani , La pittura italiana del Seicento e del Settecento alla mostra di Palazzo Pitti , Milán 1927, p. 56; G. Damerini , I pittori veneziani del Settecento , Bolonia 1928, p. 73; Allgemeines Lexikon cit.; Dizionario Enciclopedico Bolaffi cit . ); pero la opinión contraria, que sostiene por contra que fue Rosalba Carriera quien enseñó a Ramelli, a inicios del siglo XVIII, la técnica de la miniatura, defiende C. Jeannerat , Le origini del ritratto a miniatura su avorio , en Dedalo 12/11 (1931), pp. 767-780.

9 Ciudad del Vaticano, Biblioteca Apostólica Vaticana, Ott. lat. 3114, f . 15r.

10 La fecha de su muerte indicada por Ghezzi (16 de noviembre de 1741) y la edad por él atribuida al abad Ramelli (67 años) no concuerdan con los datos extraídos de las otras fuentes. Ghezzi sostiene que Ramelli fue enterrado en la iglesia de la Paz en Roma. La misma información de Ghezzi se ofrece en el tomo vigésimo segundo del Necrologium Romanum de Pier Luigi Galletti (Ciudad del Vaticano, Biblioteca Apostólica Vaticana, Vat. lat. 7889, f . 40r).

11M. Loret , I lavori artistici del Vaticano durante il pontificato di Clemente XI , en Archivi d'Italia , ser. II, 3 (1936) pp. 54-59, publicó un documento en el cual son listadas todas las actividades artísticas realizadas en época de Clemente XI en el Vaticano (incluyendo la Biblioteca ), en el cual, no obstante, el padre Ramelli y el «Menologio» de Basilio II no son mencionados.

12T. Velmans , Le dessin à Byzance , en Monuments et mémoires 59 (1974), pp. 137-170; Mokretsova-Naumova-Kireyeva-Dobrynina-Fonkitch, Materials and Techniques cit., p. 221.

13 El diseño preparatorio es, por ejemplo, particularmente evidente en el interior de las lagunas de las pp. 304, 342, 355, 356, 360, 392.

14 En las observaciones y precisiones que se leerán infra , en las notas complementarias a las descripciones de las miniaturas de Franchi de' Cavalieri, hemos considerado necesario distinguir las simples «caídas de color reintegradas» de la intervención más enérgica que se advierte en «partes retocadas o rehechas por entero». Se buscará, además, ofrecer una valoración de la medida de la intervención en cada una de las miniaturas, intentando definir no tanto el estado de conservación en general, cuanto el grado de invasión de la «restauración».

15 La pintura del s. XVIII, como es obvio, se diferencia profundamente de la bizantina también por los materiales y técnicas empleados; pero las diferencias a este nivel podrán evidenciarse en el «Menologio» sólo con el auxilio de instrumentos de laboratorio.

     

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