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YOGA

HELENISMO Y CRISTIANISMO

La doctrina de la Iglesia con respecto al Diablo

YOGA
+ Obispo de Androussa Anastasios Giannoulatos

Actual Arzobispo de Tirana y Toda Albania

En la vida de los distintos pueblos de la Tierra se han desarrollado variadas usanzas y tendencias religiosas. Una breve información sobre algunos casos característicos esperamos que ayude tanto a un acercamiento a la mentalidad de otros pueblos como a nuestro conocimiento con respecto a diversas corrientes que se han introducido en nuestro país.

Gimnasia

En el mundo occidental, el yoga se presentó inicialmente como un tipo de "gimnasia", como un método de relajación y de tranquilidad espiritual. Su diferencia fundamental con respecto a la gimnasia convencional se encuentra, entre otros factores, en su inmovilidad característica. Muchos de los ejercicios del yoga presentan por sí solos determinados efectos positivos sobre algunas personas - lo cual, por otra parte, ocurre también con ejercicios de otros sistemas. Pero en general estos ejercicios se sitúan en un marco de concepciones hinduistas y constituyen estadios de un todo más amplio, de una trayectoria espiritual más general. En su desarrollo integral aspiran mucho más allá de los límites de un bienestar corporal. Lo que precede a los ejercicios del yoga, así como lo que les sigue -y que es algo que generalmente desconoce la mayoría- está estrechamente relacionado con sistemas de "meditación" y experiencias cargados de teorías y valores filosófico-religiosos hinduistas, y especialmente de mensajes sobre la doctrina de la reencarnación.

Para ser más claros: como las genuflexiones (en señal de penitencia de nuestra tradición monástica) no son simples movimientos del cuerpo, sino que se relacionan con un credo más amplio y expresan una voluntad y tendencia del alma determinadas, que aspiran a objetivos espirituales, de manera semejante -guardando, claro, siempre las distancias- la mayoría de los ejercicios del yoga están conectados a representaciones hinduistas y apuntan finalmente a experiencias espirituales de contenido religioso.

Conjunción, unión

La palabra "yoga" es una de las más polisémicas del vocabulario indio. Etimológicamente significa "conjunción", "unión", "conexión", "ejercicio". La utilizan ampliamente los hindúes para determinar el enlace místico del hombre con la realidad ultraterrena. Pero también para definir la manera, el camino y los métodos que conducen a esta "unión", a la "liberación" de la existencia humana de las diversas ataduras e ilusiones del mundo presente.

Como "yoga" se caracterizan también las diversas orientaciones y métodos originados por la tradición hinduista a lo largo de los siglos para alcanzar la redención del hombre y su unión con lo Absoluto. Los tres tipos fundamentales de la religiosidad hindú para perseguir la salvación, por la obras, por los conocimientos y por la devoción, se llaman respectivamente "karma-yoga", "jnana-yoga", "bhakti-yoga".

Esta misma palabra se utiliza también para determinar una de las seis escuelas "ortodoxas" (darsanas) del hinduísmo. De este modo, en el mundo occidental, se ve intensificada la confusión que provoca la polisemia de la palabra "yoga".

En resumen, el yoga clásico, como Escuela, reconoce por una parte un Dios eterno, Ishvara (Señor), pero no acepta que éste intervenga en los asuntos humanos. Las concepciones sobre un Dios tal no podrían, desde luego, de ninguna manera, conciliarse con la doctrina teólogica cristiana.

Estadios básicos del yoga

La práctica del yoga es enseñada a través de una larga serie de lecciones. Aunque hay múltiples variedades, creadas a lo largo del tiempo, los estadios más frecuentes de estos métodos de introspección son ocho. (a) La continencia: adecuación a determinadas reglas, como evitar las relaciones sexuales, el robo, la avaricia, etc. (b) El cultivo personal: búsqueda de la ataraxia, limpieza, constancia en el ejercicio, etc.

Superados estos dos estadios, el que se ejercita es iniciado y recibe de su maestro (gurú) un nuevo nombre y una frase ritual (mantra), que debe repetir insistentemente a fin de acelerar su camino hacia la redención. (c) El control del cuerpo: por medio de posturas especiales del cuerpo se persigue dominar las necesidades vitales del organismo humano. (d) La regulación de la respiración: con la aplicación de estos ejercicios, el ritmo de la respiración se hace más lento, el cuerpo y la mente se relajan y todo el poder mental del hombre se prepara para los estadios finales del yoga.

(e) La contención de los sentidos: mediante la detenida contemplación de un objeto, el "yogui" (es decir, quien practica el yoga) aspira a dominar sus sentidos. (f) La concentración de la atención: esta fijación de la mente aspira a crear una barrera que aísle de los fenómenos circundantes y las fantasías internas. Para alcanzarlo, la tradición hinduista ha dado lugar a diversas técnicas, en las que predominan la repetición de la sílaba sagrada hinduista "Om", en voz baja y a un pausado ritmo de ensalmo, la observación de figuras peculiares, etc.

Los dos siguientes y últimos estadios conducen al objetivo final del yoga, que son: (g) La meditación, la contemplación y la teoría. (h) La iluminación, la liberación: Mediante la reflexión absoluta, el yogui cree realizar su unión, su conjunción con la realidad sobrenatural. Quien alcanza el estadio final escapa, dicen, a la esfera existencial y consigue encontrar la redención.

Mientras que en los primeros estadios se conservan ciertos elementos de conciencia, en el útlimo el yogui llega a un estado de superación incluso de la conciencia de sí mismo. No percibe ya ni color, ni olor, ni sonido, ni tacto, ni a sí mismo ni a ningún otro. Su espíritu "se libera" -según las palabras de los iniciados- de la memoria y el olvido. Esto es considerado conocimiento, iluminación.

Se trata, en fin, de una técnica que aspira a la conexión con lo Absoluto. Para ella, sin embargo -y como veremos en el siguiente punto-, no tienen ningún sentido las verdades cristianas fundamentales sobre Cristo-Salvador, gracia, caridad, Cruz-Resurrección.

Hay diversas orientaciones, ramas, matices y aplicaciones del yoga. Las diferentes escuelas no presentan las cosas del mismo modo. En Europa, precisamente, y en América, practican y hacen propaganda de yoga numerosos grupos, con peculiaridades e invenciones particulares, que son criticadas por los gurús de la India. Pero todos estos sistemas de meditación, ejercicio y experiencia mental operan regularmente dentro de las categorías de pensamiento y los presupuestos religiosos del hinduismo, que son radicalmente diferentes de la doctrina del Evangelio cristiano sobre cuestiones fundamentales como son las relativas a Dios, al mundo, al hombre, a la otra vida, a la salvación, etc. Y sobre todo conducen a una tremenda y peligrosa confusión y comparativismo, que niegan la esencia del mensaje cristiano.

¿Yoga en un ámbito cristiano?

Algunos intelectuales europeos han contemplado la posibilidad de aislar determinadas reglas del yoga para utilizarlas dentro de un ámbito cristinano. El intento, no obstante, de despojar a estos ejercicios de las teorías hinduistas a las que están conectados es como intentar separar el sistema muscular del hombre del sistema nervioso. Para conseguir independizarlos de su marcado ambiente y carácter hinduista, se requiere una nueva creación original.

En tal caso, la aplicación cristiana del yoga significaría un tipo de ejercicio que facilitara al hombre llegar a un silencio profundo; no sólo con respecto a los sonidos exteriores, sino especialmente en cuanto a la agitación interior producida por los deseos, las inquietudes, la imaginación. Un silencio en el cual al espíritu humano le sería posible, viviendo la humildad, escuchar más claramente los mesajes del Espíritu Santo. Pero para ello, a fin de cuentas, no es necesario recurrir a métodos que se han utilizado con el resultado de conducir precisamente a todo lo contrario: es decir, a una absoluta autonomía del espíritu humano y a una confusión inconcebible. La vida y la perfección espiritual, según la fe cristiana, son un don de la gracia de Dios, y no el logro de una técnica antropocéntrica autónoma. Por otra parte, para nosotros los ortodoxos existe la entera experiencia de relajación del Oriente cristiano, que partiendo de presupuestos puramente cristianos llevó a la vida espiritualmente santa "en Cristo", a la calma, al "sosiego" en caridad.

El yoga en nuestro país

En los últimos años están aumentando en nuestro país diversos centros de "yoga". Pero los conocimientos y concepciones sobre él siguen siendo precarios, generales y confusos. Públicamente, el yoga se anuncia como un "tipo de gimansia", y habitualmente se habla exclusivamente de los ejercicios de los centros musculares y nerviosos, de los ejercicios respiratorios y similares. Es decir, de los estadios referidos en el punto anterior, se limitan al tercero, control del cuerpo, y el cuarto, regulación de la respiración, mientras que a veces se pasa al quinto estadio, contención de los sentidos, y al sexto, concentración de la atención. Muchas escuelas privadas intentan de alguna manera despojar de su carácter religioso hinduista a estos ejercicios, hablando simplemente de "ciencia", "conocimiento espiritual", ejercicio psicosomático. Pero por mucho que recurran a vocablos rebuscados y grandilocuentes para encubrir la realidad, sigue siendo un hecho que la orientación integral de esta técnica hindú ha sido y es religiosa o pararreligiosa. Cuantos son iniciados a la "meditación" del yoga, son conducidos en una dirección claramente hinduista. Teniendo por guía a los Vedas y los demás textos indios sagrados (Upanishad, Puranas, Sutras, Tantras), y especialmente teniendo a un "maestro" (gurú), persiguen asimilar y vivir las teorías sobre la ley del karma , según la cual se determina la reencarnación, la samsara -es decir, el ciclo de las vivencias ultraterrenales-, aspirando finalmente a la redención, moksa , de este mundo, el real ( maya ), a través de caminos determinados por la tradición hinduista, como son el "karma-yoga", "jnana-yoga", "bhakti-yoga" (referidos en la primera parte de este artículo) y sus mútliples variantes, como el "mantra-yoga", el "hatha-yoga", el "raja-yoga", etc.

Este "núcleo religioso" es silenciado y encubierto en los diversos estatutos de los Centros de Yoga mediante frases de contenido general. P.e., sostienen que su objetivo es la "creación de personas física, intelectual y espiritualmente íntegras". Estos textos que se ofrecen al público a menudo aparecen envueltos en un supuesto velo social y filosófico, y muy frecuentemente recubiertos de frases de sabios de la Antigua Grecia e incluso... ¡Padres de la Iglesia!. Pero para los que tienen conocimiento de causa, sus teorías y opiniones son claras como el cristal, y dejan transparentarse su carácter hindú más profundo.

Por otra parte, los impresos que circulan en traducción griega revelan sus posiciones religioso-filosóficas. (p.e., en una revista titulada "Yoga" se promueve un material increíble de doctrinas hinduistas, e incluso invitaciones a participar en fiestas hinduistas como la de Shivaratri, el 15.2.80). Los objetivos descritos en los estatutos de estas corporaciones están llenos de entusiasmo proselitista, como "extender y difundir el Yoga a todas las personas, independientemente de su sexo, nacionalidad, religión y clase social", "crear sólidos cimientos para la aplicación del Yoga en la vida cotidiana".

Libertad religiosa y engaño

En Grecia, por supuesto, están constitucionalmente garantizadas "la tolerancia en materia de religión y la libertad de la conciencia religiosa". Pero ello no significa que sea lícito que diversos grupos, mediante declaraciones fraudulentas sobre su identidad y los objetivos que persiguen, engañen al pueblo griego.

La Iglesia Ortodoxa -depositaria de la verdad eterna del Verbo Divino vivo- afronta desde hace siglos con calma y sin temor todo tipo de contienda con diversos productos religioso-filosóficos humanos. Pero tiene derecho a exigir a toda autoridad competente, y especialmente a los medios de comunicación, que quienes en cada ocasión hacen propaganda de diversas ideas religiosas extranjeras muestren claramente su rostro y su historia. Parece una burla la afirmación de que quieren prepararnos para que "funcionemos con responsabilidad y creatividad dentro del conjunto de la sociedad" (tal y como reza el estatuto de cierto Centro de Yoga), mediante teorías y métodos que han retrasado de tal manera el desarrollo de insignes pueblos asiáticos.

Pero al mismo tiempo, cuantos tenemos una menor o mayor responsabilidad dentro de la Iglesia, debemos ser conscientes de que, en una época de libre intercambio de ideas a escala mundial, es natural que el inquieto espíritu de exploración de los griegos sienta curiosidad e interés por nuevas ideas que se presenten en nuestro país, sean de origen occidental u oriental. Será, pues, necesario, una formación seria de los clérigos, los teólogos, los intelectuales cristianos y, en general, una información sobria del pueblo griego. La mejor resistencia, en conclusión, frente a las diversas corrientes espirituales sigue siendo la contribución ininterrumpida y dinámica de todo el espectro de la tradición ortodoxa, su vivencia personal y social.

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